Es una mujer carismática que comprende y sabe penetrar el misterio de la cautividad, trabajadora, realista con proyección al futuro. Sabe querer intensamente a su familia, buscando la paz, armonía y el bienestar. Es sensible ante los problemas de su pueblo, orante, consciente de las consecuencias que le urge a dar respuestas concretas desde su compromiso cristiano. De profunda fe, amante de la Virgen María e impulsada por Ella se dedica a liberar las cautividades de su tiempo. Consciente de lo que tiene, vale y quiere, sabe ocupar su lugar y exige que se cumpla el Plan de Dios.
Fiel, constante, luchadora, arriesgada, nunca tuvo sentido protagonista, sino promotor.
Lutgarda solía repetir invocando a María:
"Dios y Nuestra Madre proveerán".
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